Cinco Cuadros

    y

Una Corona

 Un intento de Autosalvación








2020

Supuestamente Jesús liberó a la humanidad entera con la muerte de uno, según Mateos.

Entonces, ¿a quiénes salvamos con el sacrificio nuestro?

La pregunta está clara, no estamos viviendo en un mundo donde gira alrededor de un único protagonista, ni en un mundo en el que los superhéroes de Marvel pueden implantar su propia justicia y salvación; vivimos intensamente un mundo de ilusiones bajo el dominio de nuestras propias percepciones. En nuestro propio mundo solo han existido dos personajes desde el principio: el protagonista y el antagonista

                                                                    [son uno.

El Ser Humano es un cúmulo de conceptos antagónicos, está siempre en el conflicto de quererse y odiarse al mismo tiempo. El odio procede del miedo a reconocerse como es y el quererse: del amor de seguir vivo.

Parecemos personas encerradas en una cloaca oscura e inundada hasta la cara, intentando coger un bocado de aire fresco por las finas franjas de los desagües que dan a la calle, viendo el trozo de cielo partido por las tiras de metal oxidado, lo vemos cambiar de color, de los infinitos tonos de azules a violetas, rojos… Y, otra vez, está solo. Cansado ya de oír los ecos de su propia agonía, toma por última vez el aire y se deja caer, sumergiéndose en las aguas mugrientas y bañadas por ratas, y, por primera vez, descubre lo cómodo que es…

Y se despierta del largo sueño.

En respuesta a la pregunta inicial, en un mundo de dos personajes, la muerte de uno da paso a un único protagonista, con un guión en blanco, sin dramas, misiones, motivos… 

Con suerte, podemos salvarnos a nosotros mismos.

Cinco cuadros colocados en la pared en forma de cruz, con una corona de alambre de espino en la parte superior, iluminado por led roja colocada en su interior.